Los científicos dilucidaron cómo esconder una dosis de insulina dentro de una píldora del tamaño de un guisante y crearon un dispositivo ingerible, inspirado en el caparazón de una tortuga, que puede inyectar medicamentos desde el interior del estómago.
Los pacientes suelen preferir el tratamiento oral, y lo llevan a cabo mejor, pero muchos compuestos, incluida la insulina para la diabetes, no pueden sobrevivir la dura travesía a través del sistema digestivo.
Hasta el momento el nuevo invento, reportado el jueves por un equipo de investigación dirigido por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), solo se ha probado en animales.
"Es como un lanzador de cohetes en miniatura" para la insulina, dijo Willem Mulder, del Instituto de Imagenología Traslacional y Molecular Mount Sinaí, quien no estuvo involucrado en la nueva investigación.
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